Ya sólo te sirven dos mágnificas palabras: adelante, ¡Claro!. Alguien me dijo una vez, que en esta vida, lo que tenemos que hacer es pararnos dos veces, respirar lentamente y muy hondo y preguntarnos; ¿Pero qué cojones? Y hacer entonces lo que en más ganas te venga, todo lo contrario a lo que todo el mundo espera que en verdad hagas.
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