viernes, 2 de noviembre de 2012

No tiene explicación, pero es real.


Un día aprendí que, puede que sean las cuerdas vocales situadas en nuestra garganta las que emiten los sonidos que acaban convirtiéndose en palabras que vomitamos por la boca, pero que realmente quien habla es el corazón. 
Y en este trayecto corazón - garganta, se encuentra un aparato que en ocasiones se activa, y cuya función es tergiversar al completo todo aquello que recibe de nuestro corazón. Y es por eso, por lo que las personas a veces sienten y quieren decir ciertas cosas, pero cuando abren la boca parece que demuestran todo lo contrario. 
Es a ese aparato al que inconscientemente le otorgamos el mayor poder sobre nuestras palabras. El único capaz de cambiar, qué sé yo, el más profundo "te quiero" pronunciado por nuestro corazón, por el más asqueroso "te odio" que finalmente expulsamos por la boca.



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