Para mi, ya casi es habitual que cuando hable contigo, mis ojos se llenen de lágrimas. Lágrimas miserables que recorren mis mejillas dejando un rostro de pena y culpabilidad. Debo sentirme culpable, si, pero también tengo sentimiento, y el echo de que de mis errores aprenda no quita para que llenéis mi ser, de defectos, malas miradas. Hacéis que me sienta la peor persona del mundo, y no lo entendéis, no os dáis cuenta, pero sigo siendo una persona. Y las personas no suelen llorar cuando alguien les habla, y menos cuando les habla una de las personas más importantes de su vida, su mejor amiga.
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