Y
que las lunas no sean nunca más llenas, y lo que estén llenos sean los
corazones. Y las frutas prohibidas dejen de parecer dulces siendo
amargas al final. Y que la mentira sea una tontería, que no tengamos por
qué olvidar, que enamorarse sea solo capricho, que no sea recomendable.
Que el amor sea como el tequila, de golpe y sin pensarlo.
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